Desde el miércoles pasado y hasta el domingo eran las fiestas en el pueblo vecino al nuestro y eso son cosas que no se pueden ocultar a los niños, tienen como un radar especial para localizar ferias, puestos de perritos calientes y de algodón de azúcar.
Sabíamos que se lo iban a pasar genial, así que padre y madre llegamos a un acuerdo y es que los llevariamos, pero en fin de semana, cuando ambos progenitores pudiéramos hacernos cargo de los tres fierecillas, que madre no está aun tan loca como para adentrarse en unas ferias sola con sus retoños; es que de imaginarme la escena se me ponía el bello de punta, cada uno de los tres pidiendo montarse en algo diferente y al mismo tiempo. ¡No, gracias!
Bueno, pues allá que nos fuimos y estábamos en lo cierto, disfrutaron muchísimo, pero solo las dos mayores ya que el peque se durmió nada más montar en el coche para acercarnos a las ferias y estuvo dormido, en su sillita, todo el tiempo.
Como las ferias no son gratis, acordamos con ellas un número concreto de viajes mas un perrito caliente y lo cierto es que pasaron una noche muy divertida. Al día siguiente, mayor comentaba que se había sentido ya "muy mayor" porque había montado sin padres ( con un amigo, eso sí) en las atracciones y además llevaba su bolsito con sus cosas. Mediana también se lo paso bien, aunque no tanto como su hermana, ella se asustó un poco más en las atracciones, pero, en general, su recuerdo de la noche era bueno.
Así que yo sigo pensando que hay veces que el inevitable dolor en las lumbares, es por una buena causa y no se siente tanto. No?
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